Tendencias en formación que marcarán el entorno laboral en 2021

Eduardo Gómez Martín, director general de ESIC, nos cuenta las tendencias en formación que marcarán el entorno laboral en 2021. ¡No te lo pierdas!

 

¿Cuáles crees que serán las tendencias en formación que marcarán el entorno laboral durante 2021?

En primer lugar, señalaría como una de las tendencias en formación más clara la nula diferenciación entre la clase presencial y la clase online. Imagino que, dentro de poco, no habrá programas puramente online u offline, sino que se combinará lo mejor de ambos mundos para buscar ese espacio que realmente provoque la transformación del alumno.

A nivel laboral, estamos escuchando que los empleados en muchas empresas están diciendo: “Quiero volver a trabajar”, “quiero volver a mi oficina”… Y los alumnos también demandan la presencialidad. Vamos a redescubrir el aula como espacio privilegiado para aprender y emprender. El aula es esencial para compartir inquietudes, dar feedback, hacer role play…, para tocarnos, sentirnos y transmitir eso que solo unos ojos que brillan pueden contar y que no puede hacer una cámara o un email.

Y, además, provocado por esta necesidad de presencialidad, las instituciones formativas tienen un reto importante a la hora de ofrecer servicios que contribuyan a que el alumno se transforme no solo a nivel intelectual, sino de una manera holística. Una formación global que tiene que ver con todas las facetas del candidato. En este artículo hacemos un repaso a las tendencias en formación laboral en 2021.

¿Cuál es el objetivo principal que persiguen los programas de aprendizaje y desarrollo en 2021?

Este año nos tenemos que centrar en tres aspectos:

  • Primero, en implementar el transformative learning, acercándolo a las necesidades actuales del mercado y todo lo provocado por esta pandemia. Un ciclo en el que se combinan perfectamente actividades individuales y en grupo, retos, exámenes, thought leadership… Todo esto combinado con esa aula infinita, el aula everywhere. El aula física, el aula en mi casa, en Starbucks, en el campo o en la playa…, donde cada uno elija. Con esto, provocamos ese power to choose donde, además, cada alumno puede crear su propia ruta dentro del programa con las asignaturas de especialización que le permiten fortalecer sus potencialidades o aquello en lo que cree que es más débil.
  • Otro reto al que vamos a tener que enfrentarnos es el de la formación integral de la persona. Es decir, cómo dejar de parcelar al alumno para que tanto ‘el saber’ como ‘el saber hacer’ y ‘el saber ser’ encuentren ese encaje perfecto. Porque esto es lo que están demandando las empresas. Están pidiendo no solo gente con títulos oficiales y conocimientos teóricos, sino también ese ‘saber ser’. Las habilidades blandas van a ser fundamentales.
  • En tercer lugar, más que nunca no podemos perder el acento a la empleabilidad a la hora de construir los programas, los objetivos de aprendizaje o seleccionar el claustro de profesores. Tenemos que preguntarnos qué es lo que necesitan las empresas y qué es lo que tenemos que lanzar al mercado para que la escuela no se convierta cada año en una fábrica de parados.

¿Qué tipo de habilidades deben tener los perfiles técnicos?

La digitalización es un hecho. Por lo tanto, los perfiles tecnológicos son un must. La pandemia nos ha hecho darnos cuenta de que no estábamos tan digitalizados como decían los estudios.

También va a ser un must formar a alumnos que sean capaces de analizar datos. Pasar del big data al smart data. Es decir, qué datos me resultan útiles para la gestión.

En tercer lugar, van a ser importantes las habilidades que tienen que ver con las ventas y lo comercial. Todos somos conscientes de la gran crisis que se avecina hasta poder levantar la economía. Ser capaces de poner al cliente en el centro, de pensar en términos marketinianos de satisfacción de necesidades, orientadas al cliente, va a ser fundamental.

También tener perfiles con capacidad innovadora va a ser muy necesario. Al final, necesitamos saber cómo reinventar el modelo de negocio, cómo seguir adelante. Y, luego, las habilidades blandas básicas como la resiliencia, saber trabajar en equipo, ser flexible, saber comunicarse, sintetizar o expresar las ideas en poco tiempo y de manera concisa van a ser las más demandadas.

¿Por qué cuesta tanto encontrar perfiles técnicos en España?

Las instituciones educativas estamos pecando de no pegarnos mucho a la empresa. Nos debemos a esta. Por lo tanto, no podemos seguir impartiendo títulos que han sido creados hace diez años. Necesitamos agilidad en los planes de estudio. Esto está siendo una laguna a nivel educativo y todo el ámbito regulatorio nos está encorsetando demasiado.

¿Por qué encontramos tanta dificultad a la hora de encontrar perfiles? Porque hay una tremenda rotación en la gente joven, que es nómada y no se compromete con un proyecto de por vida. Empiezan aquí, pero mañana no saben dónde van a estar. Tienen espíritu aventurero y la monotonía no les llena. La excesiva rotación es un problema para las empresas, pero si le vemos el lado positivo tenemos gente joven con ilusión que participa y se vuelca en los proyectos. Aunque luego vayan a otro sitio a seguir con el siguiente.

¿Qué tipo de habilidades son necesarias para mantener a los equipos motivados y cohesionados?

El teletrabajo. El tema del millón. Aunque no es nuevo y muchas personas ya estaban teletrabajando, queda mucho camino por recorrer.

Una habilidad imprescindible es la disciplina. Detalles como vestirte por la mañana para teletrabajar como si estuvieras yendo a tu empresa son fundamentales.

Por parte de los managers y responsables, la confianza. Confianza en que el trabajador es corresponsable y está sacando el barco adelante contigo. Por otro lado, la coordinación y el trabajo en equipo. Para ello, es necesario trabajar por proyectos, utilizando aplicaciones en las que de un vistazo conoces el estatus de cada uno y, también, trabajar por KPI, con objetivos medibles y tangibles a corto plazo. También son importantes la proactividad y la evaluación del desempeño. Es un derecho que nos digan cómo nos ven, cuáles son nuestros puntos fuertes y en cuáles tenemos que mejorar. Si hacemos un mix con todos estos componentes, el teletrabajo será una realidad.

¿Cuál debería ser la relación entre la universidad y la empresa?

La universidad y la empresa son dos grandes mundos que deberían ir de la mano. Es nuestra asignatura pendiente. No pueden estar de espaldas. Las universidades están sirviendo a la sociedad y el motor de la sociedad es la empresa. Construir programas solo desde la fábrica es un error. La combinación entre la parte más teórica, que da orden, rigor y fundamentación, y la parte más experiencial es la combinación perfecta. A veces estamos demasiado encorsetados y no nos damos cuenta de que la sociedad necesita alumnos que sirvan a la empresa en las necesidades del momento.

Es verdad que estas necesidades son cambiantes e inciertas y que no sabemos cuáles serán los perfiles más demandados.

También es necesario contar con un claustro mixto donde mezclemos la parte teórica y la práctica. Los contenidos deberían reflejar lo que la empresa está viviendo día a día. La experiencia del profesional traída al aula, plantear retos al alumno como si el aula fuese un laboratorio. No deberíamos preparar los programas primero poniendo el título y haciendo un sumatorio de asignaturas. Para hacer un programa de marketing deberíamos reunirnos con los directores de marketing y preguntarles qué están necesitando en sus departamentos. A partir de ahí, construir el perfil de salida, los objetivos de aprendizaje y, luego, las asignaturas y los contenidos. Tenemos que invertir el orden.

Si fueras un profesional de 30 años, ¿en qué te formarías ahora mismo?

Creo que ahora mismo si un profesional tuviera 30 años y está pensando en qué formarse le recomendaría dos cosas. Primero, fórmate en aquello que te haga cosquillas, que te ayude a cumplir un sueño, porque a veces es difícil cumplir los sueños que tenemos. Y, por otro lado, le recomendaría formarse en aquellas cosas en las que se ve fuerte. No hacer un estudio superficial, sino profundizar. A los 30 es el momento de eso.

¿Y si tuvieras 50?

Al de 50 le diría que se formara de acuerdo a su experiencia en aquello que considera que es una debilidad. No nos vamos a jubilar a los sesenta y pocos. La esperanza de vida va creciendo y cada vez vamos a tardar más en jubilarnos. A los 50 nos encontraremos en plenas facultades para dar mucho a las compañías e, incluso, para emprender. Por lo tanto, le diría: convierte tus debilidades en oportunidades formándote en ellas. A lo mejor te llevas sorpresas.

 

Eduardo Gómez Martín

Eduardo es director general de ESIC Business & Marketing School.