Estas son las herramientas clave de un líder: delegar e implicar

Entre las características de una buena gestión del negocio está saber delegar, o sea, confiar en las habilidades y la responsabilidad de las personas para realizar las labores que se les encomiendan, con la seguridad de obtener buenos resultados en el tiempo establecido y potenciar la implicación de los trabajadores.

Uno de los problemas más comunes a la hora de delegar funciones es que muchos managers confunden delegar con repartir tareas en un equipo. Asignar más trabajo a un empleado no significa necesariamente que se haya delegado en él.

Uno de los principales problemas que pueden experimentar las empresas es la falta de cultura sobre cómo delegar efectivamente. Lo más recomendable es seguir una serie de pasos que garanticen que este proceso se lleve a cabo de manera lógica y fluida:

  1. Definir el objetivo de la delegación
    Debes especificar cuáles son las áreas en las que se delega y por qué.
  2. Escoger a los profesionales más apropiados
    Apóyate en trabajadores que hayan probado con anterioridad su eficacia, responsabilidad y compromiso.
  3. Concretar las condiciones
    Debes ser lo más preciso posible a la hora de acotar las tareas y responsabilidades que va a ejercer el trabajador.
  4. Estar a disposición de los empleados
    Sin llegar a entrometerte en sus tareas, debes mostrarte dispuesto a apoyar a los profesionales en los que has confiado si estos lo requieren.
  5. Medir el rendimiento
    Evalúa de acuerdo con unos criterios objetivos previamente definidos y que te permitan valorar los aspectos esenciales de la delegación.

 

La difícil tarea de implicar

Aumentar la motivación y potenciar la implicación de los trabajadores en la empresa es un objetivo perseguido por todas las empresas, que prefieren contar con colaboradores antes que con meros empleados. Las ventajas son importantes: una mayor fidelidad, un aumento de la participación y un mejor ambiente laboral.  ¿Pero qué acciones puedes llevar a cabo para conseguirlo? Veamos algunas que suelen resultar muy fructíferas:

  1. Sentir el negocio como algo propio
    Para ello, es imprescindible potenciar su relación con los directivos mostrando cercanía, una actitud conciliadora, etc.
  2. Instaurar incentivos
    Incorporar incentivos para los trabajadores de cualquier empresa puede ser una fórmula muy rentable para aumentar la productividad y mejorar el clima laboral.
  3. Retribución vinculada al rendimiento
    Este tipo de retribución puede ligarse a la evolución individual de cada uno de los trabajadores o al conjunto del departamento en el que trabajen, lo que probablemente potenciará a su vez la colaboración e interactuación entre todo el equipo.
  4. Reuniones periódicas
    Potenciar aún más el contacto personal puede ser el último ingrediente para elevar la implicación.
  5. Mejorar la comunicación en la empresa
    La comunicación interna es clave para que las empresas funcionen bien. Hay que comunicarse efectivamente con los empleados comunicándoles todo cuanto deben conocer.
  6. Motivar a los empleados
    La motivación es clave para que los empleados rindan más y lo hagan con satisfacción.
  7. Formar a los trabajadores
    La formación es clave para el crecimiento y desarrollo de los trabajadores.
  8. Promoción
    La promoción interna de los empleados es clave. Muchas personas abandonan sus puestos de trabajo porque no encuentran expectativas de crecimiento en ellos, porque sienten que no pueden crecer laboralmente.